9. El casarse y tener hijos

"¿Sería bíblicamente propio que ellos se casaran y comenzaran a criar niños? No, es la respuesta, la cual está apoyada en las Escrituras. [...] Sería muchísimo mejor estar libres de obstáculos y cargas, y de esta manera hacer la voluntad del Señor ahora, como el Señor ordena, y así también estar libre de impedimentos durante el Armagedón. [...] Estos Jonadabes que ahora contemplan el matrimonio, según parece, harían mejor si esperasen un par de años hasta que haya pasado la tormenta ardiente de Armagedón, para luego entrar en la relación matrimonial y gozar de las bendiciones de participar en llenar la tierra con hijos justos y perfectos" (Face the Facts [Encararse con los hechos], 1938, p.46,47,50.)

"el mandato divino de ‘multiplicaos y henchid la tierra’ no aplica a los engendrados del espíritu, esto es, al resto [...] Puesto que el Señor está ahora juntando a las ‘otras ovejas’, las cuales formarán la grande muchedumbre, ¿debería ésta comenzar desde ahora a casarse y a engendrar hijos en cumplimiento del mandato divino? La contestación es en la negativa; lo cual es plenamente apoyado en las Escrituras" (Salvación, 1939. p.337.)

"Pablo mantuvo que tenía el derecho de llevar consigo a una esposa en el curso de su servicio como apóstol [...] Se predijo que una de las señales de apostasía de la verdadera fe por parte de algunos en tiempos más tarde sería que algunos estarían ‘vedando el casarse’. (1 Timoteo 4:3)" No se requería que los cristianos casados se opusieran al propósito del matrimonio, el de parir hijos." (Esto significa Vida Eterna, 1950. p.146)

"¿Cómo deben ver los cristianos el matrimonio y el tener hijos hoy día, en este ‘tiempo del fin’? [...] Sí, es limitado el tiempo que queda para que el pueblo de Jehová termine la obra que él le ha encomendado [...] Esa obra tiene que efectuarse antes de que venga el fin. Por eso, es apropiado que los cristianos se pregunten qué efecto tendrá en su participación en esa obra vital el que ellos se casen o, si están casados, el que tengan hijos. [...] ¿Qué razones pudiera haber para que los hijos de Noé y sus esposas evitaran tener hijos durante el período antediluviano?" (La Atalaya, 1 de marzo de 1988, p.21.) (El período antediluviano se compara con el tiempo antes de la restauración de la tierra. Esta edición de La Atalaya presenta muchos otros puntos que claramente desaniman al creyente de casarse o tener hijos. Aunque no los prohiba directamente, del tono de la preguntas hechas, está claro lo que está recomendando a sus lectores. 1 Timoteo 4.1-3 da el veredicto divino sobre la prohibición del casarse.)

Las Escrituras no pueden apoyar dos posiciones contradictorias. De nuevo vemos como una posición es establecida y proclamada como "plenamente apoyada por las Escrituras", luego se revoca, y finalmente vuelve a introducirse.

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